¿Qué es el Adviento?

A los alumnos y alumnas del cole Los Dragos les pregunté por "el Adviento" y les propuse (a los de 4º, 5º y 6º de Primaria) que indagaran en sus respectivas familias y parroquias, en libros, revistas,  en internet,... sobre esa palabra: "Adviento" y tratasen de averiguar algunas cosas:

1. ¿Qué es el Adviento?.
2. ¿Por qué y para qué se celebra este tiempo?.
3. ¿Desde cuándo se celebra?.
4. ¿Cuánto tiempo dura?.
5. ¿Qué día empieza y cuándo termina?.
6. ¿Cuáles son sus símbolos y qué significan?.
7. ¿Cómo podríamos celebrar hoy y aquí el Adviento, nosotros mismos?.

No hubo muchas aportaciones (los "trabajos de investigación" no son obligatorios: son optativos aunque se proponen a todos y sirven también para "subir nota" para aquéllos que sí los hacen) pero cada cual en su forma de presentarlo (hay libertad también para que cada cual lo haga en el formato que quiera: dossier, power point, mural,... individualmente o en grupo,...) fue dando respuesta a estas cuestiones.
CONCLUSIONES obtenidas por los niños y niñas:
Aparte de dar las  siguientes informaciones (unos con más precisión , otros con menos):

1. Adviento es un tiempo de preparación para la celebración de la Navidad.
2. Se celebra para tomar conciencia de todo lo que tenemos que cambiar, mejorar de nosotros mismos, como quien limpia su casa para prepararla a la llegada de alguien que es muy importante para nosotros.
3. Se celebra desde los primeros siglos del cristianismo.
4. Dura los cuatro domingos anteriores al 25 de diciembre, es decir, aproximadamente 4 semanas.
5. La fecha en que empieza depende de en qué día caiga ese primer domingo y termina el mismo día 24.
6. Símbolos del Adviento son: el color morado -es el que utiliza el sacerdote en las celebraciones de ese tiempo (significa "arrepentimiento", "conversión", "renovación del espíritu",...)-; la "corona de Adviento" con cuatro velas que simbolizan los cuatro domingos de ese tiempo y algunos elementos más como una cinta de color rojo que suele rodear toda la corona de ramaje y que simboliza el amor de Dios que nos envuelve y que no tiene fin como tampoco lo tiene la corona; el color verde que simboliza la "esperanza" en la llegada del Mesías.
7. (Y aquí es donde yo quería llegar porque en este punto es donde los niños y niñas fueron más creativos y dieron respuestas que a muchos adultos nos vendrán muy bien):

• "Los cristianos deberíamos cambiar en ser más alegres; si tan importante es Jesús para nosotros y sabemos que estamos con Él ¿no deberíamos demostrarlo con más alegría?".
• "A veces parece que no tengamos ninguna religión porque nos comportamos como si no creyésemos en Dios: nos pegamos,insultamos, nos burlamos de los demás, no nos ayudamos,... y al final es como si lo que Él nos enseñó no lo creyéramos; debiéramos cambiar en eso y vivir lo que Él nos enseñó".
• "Somos muy comodones, no nos gusta cambiar nuestro comportamiento; nos damos cuenta de que no somos felices haciendo las cosas mal... pero no nos empeñamos en cambiar eso, seguimos igual".
• ...

No señalaré más pero sólo con estas tres notas hay materia de sobras para que pensemos y reaccionemos:

1. ¿Nos identificamos con eso que los niños y niñas relatan?, ¿con cuál de ellas concretamente?.
2. ¿Cómo podemos, adultos y pequeños, ir cambiando esto?.
3. Cierto que "perfecto" sólo es Dios y nosotros cometeremos errores siempre,  somos humanos, pero también es cierto que efectivamente se nos debiera notar más que "creemos en Dios"; la fe no es sólo cosa de sentimiento o de creer en algo o Alguien, sino de demostrarlo también en la práctica; ¿qué dificultades hallamos para llevar a la práctica lo que creemos y sabemos sobre Él?.

En el aula, al final de  la exposición de algún grupito, se llegaron a conclusiones muy sencillas para responder a la crítica que los autores de los respectivos trabajos hicieron, pero... ¿nos planteamos los adultos algo similar al menos  en nuestras casas, en relación con el resto de la familia, en nuestro ambientes de trabajo, de amistad, de vecindad,...?.

Muchas veces los niños nos dan magníficas lecciones de honestidad y valentía. No es de extrañar que Jesús de Nazaret nos invitara a "ser como los niños".